Weber – Sociología del Estado
IX. La institución estatal racional y los partidos
políticos y parlamentos modernos
Primera parte (Pag. 1047 a 1076)
Weber
establece una similitud entre el Estado moderno y la empresa económica, apoyada
por la burocracia como forma de organización indispensable para su
funcionamiento, donde convergen relaciones de
poder-dominación-obediencia-beneficios. En este sentido, el Estado racional tal
como lo expresa el autor, sólo se da en Occidente, donde se dan las
oportunidades para el crecimiento del capitalismo moderno.
- Origen del Estado racional
En el Estado racional prospera el capitalismo. Se
funda en la burocracia profesional y en el derecho racional, proveniente del derecho romano, así como todas las instituciones
del capitalismo moderno. Derecho que en el Estado moderno consiguió aliarse a
los juristas para imponer sus ambiciones de poder; los funcionarios formados a
base de dicho derecho, se revelaron en cuanto técnicos de la administración,
como superiores a los demás. Esta alianza favoreció al capitalismo.
Una política económica estatal de esta naturaleza
sólo se origina en la época moderna.
El primer
sistema que produce es el llamado mercantilismo. Política continuada y
consecuente que puede desarrollarse en la medida en que para ella entraban en
consideración las ciudades. “El destino de la ciudad en los tiempos modernos”,
han sido despojadas de su libertad para caer en poder de los Estados
nacionales.
Mercantilismo:
el paso de la empresa capitalista de utilidades a la política. El Estado es
tratado como si constara única y exclusivamente de empresas capitalistas.
Significa formación moderna de poder estatal, directamente mediante aumento de
los ingresos al príncipe, e indirectamente mediante aumento de la fuerza impositiva
de la población.
Este sistema
se apoyaba en la teoría de la balanza comercial, que enseña que un país se
empobrece tan pronto como el valor de las importaciones rebasa el de las
exportaciones. El origen de este sistema se da en Inglaterra.
El Mercantilismo,
como alianza del Estado con intereses capitalistas, apareció bajo un doble
aspecto:
1)
Mercantilismo monopólico
Estamental: requería una estabilización de los Estamentos, para poder volver a
introducir el sistema social de caridad cristiano, sistema que simpatizaba con
la pobreza.
2)
Mercantilismo racional: se
limitaba a proteger las industrias nacionales, no creadas por monopolios.
Casi ninguna industria sobrevivió a la época mercantilista ni el
mercantilismo nacional constituye el punto de partida del desarrollo
capitalista.
- El Estado racional como asociación de dominio institucional
con el monopolio del poder legítimo
Sociológicamente,
el Estado moderno sólo puede definirse a partir de un medio específico que le
es propio: el de la coacción física. El Estado se considera como fuente única
del derecho de coacción.
Así, la
política para Weber es aspiración a la participación en el poder, o la
influencia sobre la distribución del poder, ya sea entre Estados o al interior
de un Estado, entre los grupos humanos que comprende.
El que hace
política, aspira a poder, ya sea como servicio de otros fines –ideales o
egoístas- o por el poder mismo, para gozar del prestigio que confiere.
El Estado es
una relación de dominación basada en el medio de la coacción –considerada-
legítima. Establece Weber los motivos de legitimidad, según ya hemos estudiado,
a saber: la de costumbre (tradicional), la del don de la gracia (carisma), en
virtud de la legalidad (racional).
Estas
representaciones de la legitimidad y su motivación interna, son para la
estructura de la dominación, de muy considerable importancia.
Aquí interesa
la carismática, y dice el autor: es peculiar de Occidente el caudillaje
político, primero en la figura del demagogo libre, que se desarrolló en el
terreno de la
Ciudad-Estado, y luego del jefe de partido parlamentario, que
también sólo creció en el ámbito del estado constitucional occidental.
Toda empresa
de dominio que requiere una administración continua, necesita la actitud de
obediencia, y por medio de ésta, la
disposición de aquellos elementos materiales necesarios para el empleo físico
de la coacción: - el cuerpo administrativo personal: constituyen la paga y el
temor a perderla, y - los medios materiales de administración.
Vemos que
efectivamente, en el Estado moderno ni un solo funcionario es personalmente
propietario de los medios de administración, y en el Estado actual, la
separación del cuerpo administrativo de los medios de la administración, se ha
llevado a cabo por completo.
El Estado moderno es una asociación de dominio de
tipo institucional, que en el interior de un territorio ha tratado con éxito de
monopolizar la coacción física legítima como instrumento de dominio; y reúne a dicho objeto los medios materiales de explotación en
manos de sus directores, pero habiendo expropiado para ello a todos los
funcionarios de clase autónomos que anteriormente disponían de aquéllos por
decreto propio, y colocándose a sí mismo, en lugar de ellos, en la cima
suprema.
- La empresa estatal de dominio como administración. Dirección
política y burocracia.
En el Estado moderno, el verdadero dominio consiste
en el manejo diario de la administración, que se encuentra necesariamente en
manos de la burocracia.
El Estado
moderno es una empresa con el mismo título de una fábrica; del mismo modo
descansa la dependencia jerárquica del obrero y del funcionario estatal, en el
hecho de que los medios indispensables para la empresa y su existencia
económica, están concentrados a disposición del empresario y del soberano
político.
La disposición
de dichos medios está en manos de aquél poder al que el aparato de la
burocracia obedece.
Históricamente,
el “progreso” hacia la burocracia, hacia el Estado que juzga y administra,
asimismo conforma a un derecho constituido y a reglamentos concebidos
racionalmente, está en la conexión más íntima con el desarrollo capitalista
moderno. Necesita para su existencia una justicia y una administración cuyo
funcionamiento pueda calcularse racionalmente.
La
organización estrictamente racional del trabajo en el terreno de la técnica
racional, sólo podría originarse: 1) allí donde la elaboración práctica del
derecho se hallaba efectivamente entre las manos de abogados, de elementos
capitalistas, 2) o bien allí donde el juez, es más o menos un autómata de
párrafos al que le dan desde arriba para que emita hacia abajo la sentencia con
sus fundamentos, funcionamiento que en conjunto puede calcularse.
La importancia
de los abogados en la política occidental a partir del advenimiento de los
partidos nada tiene de casual. El juego político de los partidos significa,
precisamente, juego de elementos interesados.
A partir del
Estado constitucional, y más aun, a partir de la democracia, el demagogo es en
occidente el tipo del jefe político.
Hay dos
maneras de hacer de la política una profesión: se vive “para” la política, o
“de” la política. La distinción se refiere a un aspecto económico.
Desde este
punto de vista, vive de la política como profesión el que aspira a hacerse de
ella, una fuente permanente de ingresos, y vive para la política aquel en que
no suceda tal cosa.
El
reclutamiento no plutocrático de los políticamente
interesados, del caudillaje y de su séquito, se halla ligado al supuesto obvio
de que dichos interesados reciban del ejercicio de la política ingresos
regulares y seguros.
El desarrollo
de la política en empresa, imponía ahora la separación de los funcionarios
públicos en dos categorías:- la de los funcionarios profesionales y – la de los
funcionarios políticos: a éstos se los puede despedir y transferir, o poner a
disposición en cualquier momento.
Sin duda, la
mayoría de los funcionarios políticos compartían las cualidades de los demás,
en el sentido de que también la obtención de dichos cargos iba ligada a un
estudio académico, a pruebas profesionales y a un determinado servicio
preparatorio.
El verdadero
funcionario, no ha de hacer política, sino que ha de administrar y, ante todo,
de modo imparcial; no ha de hacer, precisamente lo que hace el político, esto
es, luchar, porque el partidarismo, la lucha y la pasión, constituyen el
elemento del político. Y más que nadie, del jefe político.
La burocracia
se caracteriza frente a otros vehículos históricos del orden de vida racional
moderno por su inevitabilidad mucho mayor. No existe ejemplo histórico conocido
alguno, que allí donde se entronizó por completo volviera a desaparecer, como
no sea con el hundimiento total de la civilización conjunta que lo sustentaba.
La burocracia moderna se distingue por la
especialización y la preparación profesionales racionales.